¡Crónica!
Mirando al cielo raso de su cuarto y con nostalgia, Rosalina me relata una historia que hacen lagrimar sus ojos, pero por lo que veo, no derrama una sola lágrima por su fuerza.
Rosalina Mayorga oriunda de Dolores – Tolima, se casó a los 16 años en Colombia - Huila y casi en ese mismo año tuvo a Margarita, su primera hija. A los 29 años, tuvo que venir a Bogotá con toda su familia por culpa del conflicto interno armado, que para la los años cincuentas era entre liberales y conservadores.
Nosotros vivíamos en Dolores, en 1952. Eleázar, su esposo, le compró 3 lotes seguidos en el Municipio de Alpujarra a Don Cristino (el señor más rico del sector para esa época). Levantamos una casa en la vereda del Guarumo en el municipio de Alpujarra que limita con Dolores, mediados por un riachuelo. Posteriormente la Federación de Cafetera ayudo a mejorar la casa y los dotó de un beneficiadero para lavar y pelar el grano, fue de gran ayuda para la familia.
La finca daba 30 cargas para la manutención de 7 personas, al año sacábamos una cosecha grande y a mitad de año sacaban una llamada mitaca que era de menor proporción. Para la recogida del grano se empleaban campesinos a los cuales se les pagaba dependiendo de la cantidad de arrobas que recogieran de la cosecha, además se les daba desayuno, almuerzo y cena.
Nosotros no tomábamos partido político alguno, nunca nos interesó hacerlo y mucho menos pelear con nuestros vecinos, Éramos totalmente apolíticos, como dicen “al son que me toquen bailo”. Cuando vivíamos en Dolores nos tocaba con los liberales pero después cuando pasamos a vivir a Alpujarra nos tocó con los conservadores; aunque nunca me gustó que me dijeran conservadora, siempre preferí liberal a pesar de no saber en qué radicaba todo, solo sabía que unos eran de color rojo y otros, azul.
Recuerdo que Mariano Ospina Pérez hizo subir a $18.000 la carga de café, un buen precio para la época.
Por esos días empezaron a formarse los primeros grupos guerrilleros, venían de otros municipios –presuntamente de San José- municipio liberal; nunca fue claro de dónde venían, pero lo que sí es seguro, es que en las noches pasaban los guerrilleros a atacar a los campesinos como nosotros, y ahí era donde nos tocaba irnos a los cafetales a escondernos (los guerrilleros en un principio liberales pasaban al lado conservador para atacar a los campesinos) cuando ya veíamos que no había peligro alguno (en las madrugadas) nos regresábamos a la casa a tratar de dormir aunque fuera un poco; igual teníamos que levantarnos temprano a empezar a trabajar.
En la época del Guarumo, Eleázar compró una carabina para defendernos de los liberales, aunque no estábamos en contra de ellos, ellos no lo sabían y no les importaba a quién atacaban, algunas veces, los hombres de la vereda tenían que hacer guardia y en otras ocasiones salían a brindarle apoyo a la estación de policía, recién puesta, aunque por suerte nunca hubo enfrentamientos con los liberales.
Llegada a Bogotá
En el 55, en vista de tantos ataques y la falta de tranquilidad, nos vimos obligados a trasladarnos a Bogotá.
En Bogotá debimos llegar a la casa de la mamá de Eleázar, nos hospedamos allí durante 2 meses. Eso quedaba cerca a la estación de la Sabana a las espaldas del que hoy es el Colsubsidio de la 26.
Bogotá no era tan grande, recién estaban empezando los primeros desplazamientos, para ir a Chapinero era como ir a una hacienda, era como un paseo, recién habían quitado el tranvía, para darles paso a los buses municipales. La ciudad estaba en plena expansión y las haciendas aledañas empezaron a edificar para los cientos de desplazados que, como nosotros, empezaron a llegar para la época; posteriormente tuvimos que conseguir un inquilinato en arriendo y compramos una tienda que estaba en ese mismo sitio.
Ahora la veo, con un suspiro me pregunta ¿algo más? Pero me falta el aliento y no puedo decirla más que, gracias abuelita.